martes, 28 de abril de 2009

Como si de un juego se tratara


En Alemania ha salido un videojuego online que se basa en ponerse en la situación de un vagabundo. En principio podemos pensar que muy bien, ¡ya era hora de un poco de empatía y sensibilización! Pero no es oro todo lo que reluce.

Para sobrevivir en Berlín, el jugador debe convertirse en un maestro en gorronear en barrios nobles, recoger botellas retornables por las calles o convertirse en músico callejero.

Más de 300.000 personas se han apuntado a la experiencia de vagar virtualmente sin rumbo ni techo por las calles de la capital alemana en la primera semana de funcionamiento del juego.

Los que se inscriben en el juego obtienen un perfil personal de vagabundo donde se registra el dinero que acumula, su nivel de higiene y sus índices de alcoholismo, así como sus progresos para subir en la escala social.

Las posibilidades de consumo virtual de alcohol son limitadas y no funcionan entre las 06.00 y las 22.00 horas y se exige a los jugadores que traten de formarse para progresar socialmente, aunque las instrucciones del juego aseguran que "debido al consumo prolongado de alcohol seguro que has perdido más de una célula cerebral".

Los jugadores deben elegir una mascota animal que les acompañe (un simple pez al comienzo, que puede llegar a convertirse en un elefante o jirafa dependiendo de los avances).

Además, también es posible coordinarse con otros jugadores para formar bandas de vagabundos que rivalizan e incluso luchan por defender sus territorios en los barrios de la capital alemana.

Pennergame.de comenzó hace dos años, y muchas organizaciones de vagabundos y personas sin techo consideran el juego de muy mal gusto.

Simplemente reflexionemos sobre la diferencia entre realidad y ficción, y como podemos utilizar estas herramientas como algo positivo en vez de convertirlas en elementos destructivos.


Snoopy también lo fue...


Snoopy, como perro, representa a todos los canes que habitan en la Tierra. Algunos son afortunados, y desde que nacen duermen en una cómoda casita pintada de rojo y blanco, y tienen un tazón con su nombre repleto de comida. Otros viven bien, y tienen una larga vida aunque un tanto más humilde que la de los perros anteriores. Pero existen otros perros, que nacen en la calle que al parecer están destinados a vivir lejos de un hogar. ¿Tienes perro o perra? Yo sí, y puedo asegurarte que es una de las cosas más bonitas que pueden existir; que un animal te quiera. Mi perro es amable y cariñoso, siempre me acompaña allá donde vaya. Cuando voy a salir con él, se emborracha de emoción, y me espera impaciente sentado en la puerta a que yo termine de peinarme. Tiene 11 años, y es de color canela. Apareció el 24 de diciembre de 1998 por los arbores de mi casa: era una bola peluda de color marrón. Mi madre me discutió, y no hay día que no me recuerde que mi perro vive muy bien, que está hecho un rey, y que encima sólo deja suciedad por todos lados. Pero mi madre lo dice desde el más profundo cariño, porque es nuestro perro. Es uno más de la familia.

Os daré un consejo: "Si alguna vez la vida os maltrata, y os sentís perdidos y abandonados, cual perro de la calle, buscate a un amigo canino y comparte tu vida con él. Serás más feliz; puedo garantizartelo".

Porque, como cantó Nene Cheza en su comparsa "El último escuadrón" en 2008: "Un perro es el amigo más leal, un perro es un caballero, quién tenga un perro sabe que tendrá mientras viva a un compañero. Un perro con sus ojos casi habla, y nunca miente cuando ladra, a la vida la mira de frente, y jamás te ataca por la espalda. Un perro fiel siente que tú eres para él, como su padre o su hermano, y el corazón se le sale cuando te besa las manos. Es como un ángel para tus hijos, y es un guerrero valiente, que defiende lo que es suyo con su sangre y con sus dientes [...] A veces miro a un hombre y a un perro y no sé cuál es más animal de los dos".

Sean felices. Hasta la próxima.

El "emperador" de la terminal

Buscando noticias interesantes de nuevo por la Web encuentra esta noticia, donde podemos leer como una persona que aparentemente lleva una vida normal, realizando sus viajes por todos los lugares del mundo por tema de trabajo un día decide no montarse en el avión que tenía que coger y decide quedarse en la terminal del aeropuerto de Madrid.


Nos encontramos aquí con una persona que sabe hablar varios idiomas y además, escribe su nombre con una perfecta caligrafía, dándonos cuenta de que el hecho de que sea vagabundo no tiene que conllevar el que sea un inculto o no haya recibido estudios.



En este caso vemos como él ha decidido pasar el resto de sus años de este modo, es decir, que no le ha llevado a vivir en la Terminal, el que no tenga dinero, sino que ha decidido vivir de este modo alternativo.

Además se divierte contando su historia que no se sabe si es real o no, lo cierto es que puede seguir adelante contando diferentes versiones de su procedencia.

Con este ejemplo podemos ver como todos los vagabundos están en la calle o en una Terminal como en este caso, porque no tienen los recursos necesarios para llevar la vida que todos deseamos tener, sino que deciden que no quieren llevar esa vida y optan por indagar en lugares donde nadie viviría, además de conocimiento a personas y siendo este también conocido por los demás por su historia de vida.

lunes, 27 de abril de 2009

Imagen no adecuada

Tenemos una imagen de los vagabundos que a veces, no es correcta a lo que verdaderamente esas personas son, lo digo porque buscando por la Web noticias sobre ellos, encuentro una en la que dice que en Brasil los vagabundos son normalmente personas que saben leer y escribir, que tienen trabajos informales y que llegan a vivir en las calles por un consumo excesivo de alcohol, drogas, o por haber perdido el empleo.

Es decir, que no es la típica figura que tenemos del vagabundo maleducado que te chilla si te acercas o no le das la moneda que necesita para comprarse su cartón de vino, para poder pasar el día "calentito".

Hay algunos que han acudido a la escuela que tienen conocimientos, e incluso saben mucho más de la vida que otras personas, porque al vivir en la calle y con la sociedad, tienen mucha más experiencia sobre esta, que otras personas que viven sumidas en sus estudios o en hacer que su vida sea la más perfecta.

A veces, incluso creemos que nos van a agredir o que van a pegarnos alguna enfermedad si se acercan, por el hecho de que no huelen demasiado bien, porque no pueden ducharse, pero simplemente quieren mantener una conversación con una persona que vive y se rodea con ese otro estrato de la sociedad, aunque a veces no se sabe quienes son más vagabundos si los que lo son visualmente o los espirituales.

Tenemos que saber que si nosotros que tenemos todas las necesidades básicas cubiertas, tenemos problemas, ellos tienen uno o muchos problemas que no han podido solucionar y que por eso viven donde viven y están donde están, echarles una mano a los que lo necesitan y sobre todo los que quieren, no es tan difícil.

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martes, 14 de abril de 2009

Leyendas urbanas

Es costumbre en las grandes ciudades que haya vagabundos conocidos por todos, que se encuentran "integrados" pero a la vez aislados de la comunidad.
Habitualmente son de avanzada edad pero sin llegar a ser viejos, visten ropa vieja pero con aspecto de haber sido de buena calidad en el pasado y esconden sus caras tras descuidadas barbas, que dan un aspecto triste y melancólico.
No suelen molestar a nadie; se limitan a buscar alimento buscando entre papeleras o cubos de basura, de las limosnas que la gente ofrece, aún cuando ellos no las estén pidiendo.

Además, todo el mundo parece conocer la triste historia que esconden estos personajes, marcada por la tragedia y la locura y la mayoría de veces exagerada al límite. Se dice que es un catedrático que de tanto investigar y estudiar se volvió loco, un rico que no tenía a nadie más que su dinero, una persona que tiene casa y bienes materiales pero que a pesar de su pensión desea vivir en la calle para ganar algo más con las limosnas...
También es habitual escuchar como hablan de otro, el pobre, que realmente es dueño de tres o cuatro edificios y decenas de casas alquiladas. Las malas lenguas afirman que vive rodeado de basura en una enorme casa de la zona vieja y que tiene calcetines repletos de dinero bajo su colchón, pero que la obsesión por el dinero le hizo volverse loco y desarrollar esa manía de rebuscar en las papeleras.

El eminente cirujano, normalmente neurocirujano para más señas, que tuvo que someter a su hijo a una complicada operación a vida o muerte debido a una extraña enfermedad que padecía. En otros casos la enferma era su mujer. Por supuesto, y dada su habilidad, no permitió a ningún otro médico realizar la operación. Lamentablemente el paciente muere a resultas de la intervención, lo que sume al pobre doctor en un estado de depresión que le lleva a olvidarse de todo, trabajo, amigos, familia, irse de casa y hacerse vagabundo. Desde entonces pasea su carrito de la compra repleto de objetos infantiles recuerdo de su hijo con la mirada perdida en el infinito.


Debemos reflexionar sobre el porqué de estas leyendas urbanas, ya que la mayoría no tienen origen real o fiable. Empiezan por la curiosidad humana de saber el porqué de esa situación, con una mezcla (no muy acertada) de intentar sensibilizar. Aunque el resultado muchas veces no sea ese, sinó que acaba teniendo matices negativos.
La mayoría de personas que se encuentran en esa situación es por razones mucho más simples que las que se muestran en estas leyendas urbanas, ya sea por el cierre de una empresa, por la muerte de sus familiares, o por otras causas.
No debería ser necesario inventar una historia inverosímil pero impactante para sensibilizar a las personas que los ven, ya que con su historia personal debería bastar, aunque sea por causas "más comunes" y que quizás gusten menos por ser más típicas.

Pobres pobres....


El mundialmente conocido creador de este personaje, Quino, siempre supo lo que escribir en los bocadillos que desprendía su pequeña e indudable Mafalda. Las palabras de su amiga a ratos, Susanita, ultraconservadora y en contra del progreso, se llevan repitiendo prácticamente en Europa, y posteriormente en el resto del mundo, desde el Siglo X d.C, y es la típica visión cosmopólita recurrente de los gobernantes que no quieren que el extranjero observe la decadencia de su "fantástica" ciudad, sociedad y equilibrio económico del país.

Escondiendo esta realidad, o cualquier otra, parece que no existe, y así con todo. "Ojos que no ven, corazón que no siente", para el turista, y "Ojos que ven, corazón que no siente", para aquellos que permiten estas injusticias. Como dice Mafalda, "habría que dar techo, trabajo, protección y bienestar" a estas personas que viven en la calle, y que son innegablemente pobres, porque tienen los mismos derechos que aquellos que aparentemente viven bien, porque viven en una sociedad democrática en donde TODOS somo iguales.

Para terminar, escribiré un pequeño poema de un poeta anónimo, y que, sin más ni menos, apacigua lo aquí comentado en relación a las palabras de Mafalda. Se llama "Habría":

"Habría que dar cobijos, en lugar de espaldas, como habría que dar sonrisas en lugar de gruñidos. Habría que saber que el cielo no es todo lo que nos aguarda, como habría que sentir el mundo como si ya fuese olvido".

Ahí os lo dejo. Hasta la próxima.

Pobres, pobres...